Fue hace mucho, varias
décadas ya desde aquella gesta; no parece tanto pero indudablemente el tiempo
puede ser perversamente engañoso, esquivo y en ocasiones irreal. Lo cierto es
que no hay manera de detener el inclemente paso de las agujas del reloj, mucho
menos de retrocederlo, aunque sí hay algo que podemos hacer: recordar.
Era el último año de la
década, del siglo y del milenio: 1999 fue especial para muchas personas y en
este caso para una franquicia. El mundo y Venezuela eran otros, las personas
estaban menos conectadas, la tecnología aún no alcanzaba la escala global que
tiene hoy en día y el deporte se vivía de una manera diferente; menos
sistemática y más “artesanal”. Las imágenes no se publicaban en Instagram, se
guardaban en la memoria para ser recordadas años después, y las historias se
“posteaban” en conversaciones con amigos en lugar de las redes sociales.
Uno de los equipos más
importantes del baloncesto venezolano tenía por delante una de las temporadas
más gloriosas de su existencia y no lo sabía. La cancha del Fórum de Valencia
sería el “coliseo” en donde se librarían batallas muy importantes, las personas
que asistían serían los espectadores hambrientos de acciones heroicas y los
jugadores fueron los protagonistas de aquellos eventos tan esperados.
Hasta aquel momento el
expreso azul solo poseía cinco títulos nacionales. El torneo no transcurrió
como era de esperarse pues en Valencia no eran para nada favoritos, inclusive
tuvieron que cambiar de entrenador en reiteradas ocasiones. No obstante, el Fórum
había sido inaugurado hacía ocho años y quería convertirse en el escenario en
donde su amado equipo levantara una copa.
Trotamundos avanza paso
a paso, con algunos problemas en el camino y con una postemporada un tanto
difícil; sin lugar a dudas la ruta no iba a estar despejada. Luego de tantas
adversidades consiguieron llegar a la final, donde se ve las caras con Panteras
de Miranda. Todo estaba listo y quien ganara cuatro partidos sería coronado
campeón. Luego de una peleada serie, los mirandinos sucumben ante los
carabobeños en el sexto juego, el marcador que se posaba encima de las cabezas
de los presentes indicaba un 103 – 86 favorable a los locales. El fórum por fin
pudo ver a los azules bañarse de gloria.
Pero obviamente, era un
título más; a pesar de que el hecho de ser considerado como el mejor equipo de
Venezuela es importante, no deja de ser algo que ha conseguido la mayoría de
franquicias.
Nuevo milenio, nueva gloria
Se cumplen entonces todos
los días de aquel 99 y en medio de la fiesta mundial cargada de alegría y
esperanza comienza un nuevo año, que traería consigo la parte más importante de
esta historia. Los equipos campeones de cada liga sudamericana participaban en
el ya extinto Campeonato Sudamericano de Clubes Campeones. El poderosísimo
Vasco da Gama venía de ser bicampeón de dicha competencia, era un auténtico
gigante del baloncesto continental que en ocasiones hasta se había medido a
equipos de la NBA en otras competiciones.
Es entonces como el
expreso azul emprendía una nueva travesía sin ser del todo favorito. Luego de
haber roto toda predicción posible (a pesar de haber ganado este certamen dos
veces en el pasado), el equipo valenciano tomaría participación de una nueva
final, esta vez contra el monstruo carioca.
Todo estaba listo y el
Fórum se vestía de gala, albergaría el duelo decisivo para ver quien se hacía
con el título. Debajo del cielo que cubría la ciudad venezolana que era bañada
por su ambiente ya de antaño, se citaban los aficionados al deporte de las
alturas, con las expectativas de ver a su equipo cubrirse de gloria
sudamericana.
Increíblemente, el
conjunto azul consiguió dar la sorpresa ante su antagonista y conseguía algo de
lo que pocas personas hoy en día son conscientes, pues el implacable paso del
tiempo no perdona a la frescura de la memoria: convertirse en el mejor club de
toda Sudamérica en su propio recinto en contra del Vasco da Gama, arropados por
el júbilo y la algarabía de sus espectadores. La temporada 1999/2000 fue
indiscutiblemente una gloria sorpresiva.
Sin lugar a dudas
Trotamundos es uno de los equipos más importantes de la historia del baloncesto
venezolano y un auténtico emblema del estado Carabobo. Desde aquí esperamos
pacientemente futuras celebraciones nacionales e internacionales que seguro
llegarán en cualquier momento.
Una mezcla indiscutiblemente jovial de risas y balones rebotando se puede escuchar ocasionalmente dentro de uno de los recintos más importantes de los llanos venezolanos. Se trata del segundo gimnasio más antiguo del país, el “Federico Sánchez” de Tinaquillo. Bajo su característico techo curvo, que una vez fue testigo del baloncesto profesional, se han gestado historias memorables y esta es sin dudas una de ellas.
Las carcajadas provienen de un grupo de muchachas vestidas con un llamativo color naranja. Se preparan para comenzar una de sus extenuantes jornadas de entrenamiento y como es de esperarse no pueden dejar de lado su alegría, a pesar de que llegar hasta allí no es sencillo. La felicidad entonces es lo que suele imperar en el sitio.
Esas prácticas suelen encontrar su apogeo en grandes jugadas ejecutadas con gran sutileza y en potentes impactos, que a primera vista parecen tener la capacidad de malograr a cualquiera que ose a emularlos. No importa, ellas están acostumbradas y hasta lo disfrutan, o al menos eso es lo que afirma su entrenador desde un costado de la cancha mientras las observa.
No se trata de un grupo de amigas que sencillamente decide reunirse para jugar y ya. Nada que ver. Son las actuales representantes de una extensa tradición baloncestística de grandes jugadoras cojedeñas. Esas muchachas son la selección estadal sub 17 y a diario tienen que pelear contra algunas adversidades como falta de apoyo y tratos desiguales con respecto a los basquetbolistas varones…
De generación en generación
Perdido su recuerdo en el paso de los años, Cojedes en algún momento llegó a tener un equipo femenino en la máxima categoría nacional: Llaneras. Eran un conjunto tremendamente talentoso, que hace algunas décadas representó el zenit del basquetbol local en la categoría de damas. Sin embargo, no fueron las únicas atletas destacadas en la disciplina.
A lo largo de la historia han surgido varias camadas de campeonas, que han conquistado títulos nacionales y han enaltecido el nombre de un estado al que difícilmente se le toma en cuenta a escala nacional. Estas actuaciones no son una tarea sencilla y mucho menos con la crisis económica venezolana que ha recrudecido en los últimos años.
Son entonces, las jugadoras de la selección sub 17, las actuales embajadoras de aquella tradición . Recientemente han incursionado exitosamente en varios torneos regionales y clasificatorios, y son una referencia en el país. No obstante, sus logros no han tenido la repercusión que merecen, en ocasiones debido a la falta de interés de algunos medios, aunque hay otro factor mucho más complicado con el que también tienen que lidiar.
Obstáculos más allá del tabloncillo
A pesar de que los entrenadores internos de la selección y gran parte del personal apoyan a las muchachas a sabiendas de la responsabilidad que ello conlleva, no es sencillo ser una atleta femenina en Venezuela. Muchas veces, el público en general trata a las mujeres de forma desigual con respecto a los deportistas varones, desmeritan sus logros e inclusive muchas personas llegan a decir cosas fuera de lugar.
“¡Juega como un hombre!”, se profiere desde las gradas ocasionalmente, como si las mujeres no tuviesen la capacidad de desenvolverse en el tabloncillo a su manera. De hecho, al preguntárselo a ellas, la gran mayoría de las diez integrantes del equipo responden que han escuchado este tipo de comentarios, se han sentido incómodas y consideran que si fueran jugadores masculinos las personas probablemente celebrarían un poco más sus triunfos. Pero en el fondo, han aprendido a afrontar este tipo de situaciones y hasta cierto punto les motiva demostrar que pueden llegar lejos sin importar su género.
Estos no son los únicos obstáculos con los que tienen que pelear las muchachas. Muchas veces carecen de instrumentos; desde balones con los cuales entrenar hasta uniformes. “No es lo mismo practicar con un balón nuevo que con los que usamos hoy en día. Estos ya tienen muchos años, están desgastados y pueden terminar siendo perjudiciales para ellas… Uniformes tenemos gracias a la mamá de una jugadora, quien ha gestionado todo para que una empresa nos apoye con eso”, señala José Lugo, entrenador del grupo.
El amor al juego, por encima de todas las cosas
A pesar de las adversidades, estas atletas se han mantenido firmes en su progreso, y definitivamente su motor ha sido el cariño que sienten por el baloncesto. Cada una de ellas tiene una historia personal por contar, pero a grandes rasgos los esfuerzos que se hacen son cuantiosos, aunque las gratificaciones también.
Escarlet Delgado, Leymerli Castillo y Daniska Malpica provienen de Macapo, una pequeña localidad rural de Cojedes. Todos los días de entrenamiento tienen que recorrer los poco más de 23 kilómetros que las separan de Tinaquillo, que suele ser el lugar en el cual se concentran. Por otro lado, Marian Varrone y Geraldin Pacheco son de San Carlos y Valencia respectivamente, lo que significa que de igual manera deben hacer un gran esfuerzo solamente por cumplir con algo tan aparentemente superfluo como una práctica, especialmente en una nación en la que escasea el combustible.
El grupo lo completan Aleska Salcedo, Anyely Contreras, Ariam Herrera, Laleska Sánchez y Karlys Leal, todas oriundas de Tinaquillo. A pesar de ello, también deben sacrificar muchas cosas para garantizar su continuidad en este deporte y de igual manera sus familias juegan un rol fundamental en su desarrollo.
El esfuerzo, sin embargo, no ha sido en vano como se mencionó previamente. Las jugadoras han sabido cosechar grandes logros y aprovechar las oportunidades que se les han presentado; muchas de ellas avizoran un futuro prometedor e inclusive hay algunas en el radar de la selección nacional. Aunque todo esto en el fondo también es secundario, pues todas destacan que lo más importante de su paso por los tabloncillos siempre serán las experiencias y la amistad que han podido forjar. Después de todo, no dejan de ser ese mismo grupo de muchachas que ríen alegremente antes de los entrenamientos bajo el característico techo del Gimnasio Federico Sánchez…
El departamento de prensa de Guaiqueríes de Margarita anunció, durante el transcurso del jueves, que José «El Jabao» Sojo seguirá con la franquicia por una campaña más.
Esta es la segunda temporada del base armador con los insulares. Previamente ya había participado con Llaneros de Guárico y Spartans Distrito Capital, desde la creación de la Superliga en el año 2020.
Justamente, con Llaneros tuvo su mejor campaña en los albores de la SLB, al promediar 6.8 puntos, 2.6 anticipaciones, 3.2 asistencias y 4.5 rebotes por partido.
En la escuadra insular destacó gracias a su aporte defensivo, con un total de 1.2 robos cada encuentro. Además, cosechó 4.4 unidades, 3.2 rebotes y 1.8 asistencias por juego.
Esta es apenas la segunda renovación que Guaiqueríes hace pública a poco menos de tres semanas de iniciar la campaña. El otro basquetbolista que pactó una extensión fue Gendry Correa, aunque se espera que en los próximos días haya más novedades en la nómina.
Durante el transcurso del viernes, Guaiqueríes de Margarita anunció la incorporación del basquetbolista Mauricio Arregui, proveniente del baloncesto uruguayo.
Arregui es un jugador que puede desenvolverse cerca del poste bajo, con la posición de pívot como su rol natural dentro del juego. Cuenta con 2.00 metros de estatura y tres años de experiencia en la liga de Uruguay.
Originalmente debutó con el Bigua en la campaña 2021; allí registró 2.2 puntos y 2.2 rebotes por partido, en un total de 8 encuentros disputados. Posteriormente, pasó al conocido Club Atlético Goes, con quienes estuvo entre las zafras 2021 – 2022 y 2022 – 2023. En su participación más reciente con dicho conjunto cosechó 2.6 unidades y 1 rebote por compromiso. Aunado a esto, compartió vestuario con Néstor Colmenares, Windi Graterol y David Cubillán.
Guaiqueríes marcha en la segunda posición de la conferencia oriental, con 5 victorias y tan solo 1 derrota, únicamente por detrás de los invictos Cocodrilos de Caracas. Los neoespartanos recibirán el mes de abril con dos choques ante Marinos de Anzoátegui, pautados para los días 2 y 3.