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El retorno de la rivalidad: Trotamundos vence a Guaros en un partido emocionante

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Graderío interminable, circular, colorido, posado alrededor de un reluciente tabloncillo del que se levantan dos tableros en cada polo. Lugar mítico de Valencia, testigo de grandes batallas, coronado con una pantalla enorme rodeada de los estandartes que recuerdan la interminable historia escrita por el equipo dueño del lugar.

El calor agobiante de abril había hecho estragos durante toda la tarde, aunque la caída del sol consiguió amainar su intensidad. Adentro del gimnasio, sobre la cancha, dos grupos de jugadores lanzaban un montón de balones al aro mientras entraban en calor. La música estruendosa interrumpía cualquier mínimo pensamiento que pudiera surgir en el edificio; entre tanto, los espectadores, tan diversos como la ciudad misma, comenzaban a ocupar sus puestos.

Ambos conjuntos llegaban con realidades diferentes que contrastaban entre sí. Guaros de Lara vivía un inicio de temporada dulce con muy pocas derrotas, lo que le permitía acechar los primeros puestos de la tabla de clasificación. Trotamundos de Carabobo, por su parte, venía de una derrota ante los propios barquisimetanos, que reafirmó una crisis deportiva interna y le costó el puesto al entrenador Manolo povea.

Luego de unos minutos y todos los procedimientos necesarios de protocolo, era hora de disputar el segundo duelo entre ambas divisas en lo que va de campaña. Los valencianos vestían un azul celeste poco habitual en años anteriores, mientras que los de Lara usaban su ya tradicional color blanco. El árbitro estaba en el medio del tabloncillo con el balón en sus manos, los jugadores en sus lugares e Irazabal observaba con detenimiento desde su posición, puesto a prueba como entrenador interino mientras Narvarte llegaba al país desde Argentina. En menos de un parpadeo ya la pelota estaba en juego.

Intensidad desde el inicio

Poco más de cuarenta segundos después del comienzo del encuentro, Dwayne Davis levantó al público por primera vez en la noche con un triple. El norteamericano inauguraba entonces el marcador, aunque de inmediato Prince Ibeh, de Guaros, estrenaba las redes para los barquisimetanos. En general, el primer cuarto estuvo marcado por una intensidad elevada y una mayor concentración en los roles ofensivos por parte de los locales. Las ventajas iban y venían, y entre aplausos a Davis y abucheos a los larenses, el público se entretuvo largo y tendido. Al finalizar el periodo, la pizarra lucía un empate a 21 tantos.

El momento de las primeras indicaciones y órdenes en la voz de cada coach había llegado. Yonaiker Ecker, entrenador de la visita, ya llevaba bastante tiempo de trabajo con el grupo y desarrollaba sus ideas exaltado. En cambio, Ludwing Irazabal recién asumía el mando del equipo azul como medida de emergencia, ante la imposibilidad de que Narvarte viaje con premura a Venezuela. Sin embargo, El exjugador se veía un poco más calmado, sin mayores sobresaltos, mientras explicaba el funcionamiento para el siguiente periodo de tiempo.

Tras algunos minutos, José «El Grillito» Vargas daba la bienvenida al segundo cuarto con un triple a cuarenta y cinco grados desde el costado derecho. Guaros recuperaba la delantera. No obstante, Davis estaba decidido a ser protagonista de la noche y le devolvió el favor al mítico excapitán de la selección, con un disparo de tres que trajo la euforia a las gradas. A partir de allí el juego se tornó áspero, con múltiples reclamos al cuerpo arbitral y algún que otro amago de falta técnica.

En ese momento, el peso de la ofensiva trotamundera recaía sobre Colmenares y Davis, mientras que Zamora todavía no conseguía calibrar sus tiros. Por parte de Lara, los importados tampoco habían carburado aún, a pesar de haber sido un martirio para los carabobeños en días anteriores. Tras una situación tensa en el banquillo barquisimetano y un mar de aplausos a Davis, se acercaba el cierre de la primera mitad.

Marcador igualado a 43, pocos segundos por jugarse; Heissler Guillent tomaba un balón por el costado derecho y decidía poner a prueba la concentración de sus defensores, con un resultado exitoso. Se internó al aro sin mayores complicaciones y dejó una bandeja por tablero que sentenció el segundo parcial 45 – 43 en favor de los visitantes.

Como en los viejos tiempos

Los de Lara también abrieron el tercer cuarto y se encargaron de mantener la brecha. El partido había tomado una dinámica en la que los dirigidos por Irazabal debían reaccionar lo más rápido posible a los arrebatos barquisimetanos, o de lo contrario se les escaparía el resultado. Allan Cabrera, jovencito perteneciente a Guaros, demostraba carácter e intensidad, y contribuyó a abrir el marcador 59 – 51 con un «foul y vale» debajo del aro a poco más de cinco minutos por jugar. Guaros cerró aquella instancia todavía arriba en el encuentro 69 – 67.

Tras muy poco tiempo, Jhornan Zamora despertó de su letargo y decidió cargar con gran parte de la responsabilidad ofensiva. Con un tiro de tres complicadísimo devolvía la ventaja a Trotamundos 72 – 69. A partir de ese momento, ambas divisas se encargaron de intercambiar triples y todo tipo de anotaciones en general, con pases impredecibles y lanzamientos sobre la marca. El ambiente se notaba tenso y la competitividad se podía respirar en el aire, hasta que ocurrió algo impensado cuando faltaban tres minutos para terminar el encuentro… Un corte de luz repentino arropó al Forum durante unos instantes, tiempo suficiente para volver a ver el lado más humano de jugadores que se conocen muy bien entre sí. Guillent bromeaba con sus antagonistas y hacía señas mientras ellos le seguían el juego.

Con menos de un minuto por jugar, Trotamundos comandaba las acciones 92 – 90. Davis recibía una falta que lo mandaba a la línea y le permitía ampliar la brecha a 94 – 90, pero el «Grillo» respondía de inmediato y devolvía el diferencial a solo dos unidades. Poco después, Zamora y el propio Davis recibieron faltas por parte de Guaros, que ya se encontraban en colectivas, y estuvieron cerca de sentenciar todo 98 – 92. A segundos del final, el Expreso Azul robó un balón y Donta Smith recorrió la cancha en solitario, se suspendió en el aire y firmó una clavada que representó el tiro de gracia. Carabobo ganaba 100 – 92, con un estruendoso griterío de su público.

Algunos abrazos y reconocimientos mutuos se observaron en el tabloncillo, mientras ambos grupos se marchaban al camerino, aunque Zamora se quedó para dar la entrevista a la prensa del equipo. Así terminó todo, con uno de los jugadores más importantes de la selección hablando sobre lo ocurrido, mientras la gente abandonaba las gradas con gestos de satisfacción y esa algarabía tan característica de los venezolanos. Más allá de un simple partido, aquel pudo haber sido un punto de quiebre para los valencianos, que parecen levantar cabeza en este inicio de temporada accidentado…

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Las cojedeñas que vencieron el desinterés de la sociedad

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Una mezcla indiscutiblemente jovial de risas y balones rebotando se puede escuchar ocasionalmente dentro de uno de los recintos más importantes de los llanos venezolanos. Se trata del segundo gimnasio más antiguo del país, el “Federico Sánchez” de Tinaquillo. Bajo su característico techo curvo, que una vez fue testigo del baloncesto profesional, se han gestado historias memorables y esta es sin dudas una de ellas.

Las carcajadas provienen de un grupo de muchachas vestidas con un llamativo color naranja. Se preparan para comenzar una de sus extenuantes jornadas de entrenamiento y como es de esperarse no pueden dejar de lado su alegría, a pesar de que llegar hasta allí no es sencillo. La felicidad entonces es lo que suele imperar en el sitio.

Esas prácticas suelen encontrar su apogeo en grandes jugadas ejecutadas con gran sutileza y en potentes impactos, que a primera vista parecen tener la capacidad de malograr a cualquiera que ose a emularlos. No importa, ellas están acostumbradas y hasta lo disfrutan, o al menos eso es lo que afirma su entrenador desde un costado de la cancha mientras las observa.

No se trata de un grupo de amigas que sencillamente decide reunirse para jugar y ya. Nada que ver. Son las actuales representantes de una extensa tradición baloncestística de grandes jugadoras cojedeñas. Esas muchachas son la selección estadal sub 17 y a diario tienen que pelear contra algunas adversidades como falta de apoyo y tratos desiguales con respecto a los basquetbolistas varones…

De generación en generación

Perdido su recuerdo en el paso de los años, Cojedes en algún momento llegó a tener un equipo femenino en la máxima categoría nacional: Llaneras. Eran un conjunto tremendamente talentoso, que hace algunas décadas representó el zenit del basquetbol local en la categoría de damas. Sin embargo, no fueron las únicas atletas destacadas en la disciplina.

A lo largo de la historia han surgido varias camadas de campeonas, que han conquistado títulos nacionales y han enaltecido el nombre de un estado al que difícilmente se le toma en cuenta a escala nacional. Estas actuaciones no son una tarea sencilla y mucho menos con la crisis económica venezolana que ha recrudecido en los últimos años.

Son entonces, las jugadoras de la selección sub 17, las actuales embajadoras de aquella tradición . Recientemente han incursionado exitosamente en varios torneos regionales y clasificatorios, y son una referencia en el país. No obstante, sus logros no han tenido la repercusión que merecen, en ocasiones debido a la falta de interés de algunos medios, aunque hay otro factor mucho más complicado con el que también tienen que lidiar.

Obstáculos más allá del tabloncillo

A pesar de que los entrenadores internos de la selección y gran parte del personal apoyan a las muchachas a sabiendas de la responsabilidad que ello conlleva, no es sencillo ser una atleta femenina en Venezuela. Muchas veces, el público en general trata a las mujeres de forma desigual con respecto a los deportistas varones, desmeritan sus logros e inclusive muchas personas llegan a decir cosas fuera de lugar.

“¡Juega como un hombre!”, se profiere desde las gradas ocasionalmente, como si las mujeres no tuviesen la capacidad de desenvolverse en el tabloncillo a su manera. De hecho, al preguntárselo a ellas, la gran mayoría de las diez integrantes del equipo responden que han escuchado este tipo de comentarios, se han sentido incómodas y consideran que si fueran jugadores masculinos las personas probablemente celebrarían un poco más sus triunfos. Pero en el fondo, han aprendido a afrontar este tipo de situaciones y hasta cierto punto les motiva demostrar que pueden llegar lejos sin importar su género.

Estos no son los únicos obstáculos con los que tienen que pelear las muchachas. Muchas veces carecen de instrumentos; desde balones con los cuales entrenar hasta uniformes. “No es lo mismo practicar con un balón nuevo que con los que usamos hoy en día. Estos ya tienen muchos años, están desgastados y pueden terminar siendo perjudiciales para ellas… Uniformes tenemos gracias a la mamá de una jugadora, quien ha gestionado todo para que una empresa nos apoye con eso”, señala José Lugo, entrenador del grupo.

El amor al juego, por encima de todas las cosas

A pesar de las adversidades, estas atletas se han mantenido firmes en su progreso, y definitivamente su motor ha sido el cariño que sienten por el baloncesto. Cada una de ellas tiene una historia personal por contar, pero a grandes rasgos los esfuerzos que se hacen son cuantiosos, aunque las gratificaciones también.

Escarlet Delgado, Leymerli Castillo y Daniska Malpica provienen de Macapo, una pequeña localidad rural de Cojedes. Todos los días de entrenamiento tienen que recorrer los poco más de 23 kilómetros que las separan de Tinaquillo, que suele ser el lugar en el cual se concentran. Por otro lado, Marian Varrone y Geraldin Pacheco son de San Carlos y Valencia respectivamente, lo que significa que de igual manera deben hacer un gran esfuerzo solamente por cumplir con algo tan aparentemente superfluo como una práctica, especialmente en una nación en la que escasea el combustible.

El grupo lo completan Aleska Salcedo, Anyely Contreras, Ariam Herrera, Laleska Sánchez y Karlys Leal, todas oriundas de Tinaquillo. A pesar de ello, también deben sacrificar muchas cosas para garantizar su continuidad en este deporte y de igual manera sus familias juegan un rol fundamental en su desarrollo.

El esfuerzo, sin embargo, no ha sido en vano como se mencionó previamente. Las jugadoras han sabido cosechar grandes logros y aprovechar las oportunidades que se les han presentado; muchas de ellas avizoran un futuro prometedor e inclusive hay algunas en el radar de la selección nacional. Aunque todo esto en el fondo también es secundario, pues todas destacan que lo más importante de su paso por los tabloncillos siempre serán las experiencias y la amistad que han podido forjar. Después de todo, no dejan de ser ese mismo grupo de muchachas que ríen alegremente antes de los entrenamientos bajo el característico techo del Gimnasio Federico Sánchez…

Toda la suerte del mundo para ellas.

Ángel Torres (@angelrafatorres1)

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José «El Jabao» Sojo renueva con Guaiqueríes

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El departamento de prensa de Guaiqueríes de Margarita anunció, durante el transcurso del jueves, que José «El Jabao» Sojo seguirá con la franquicia por una campaña más.

Esta es la segunda temporada del base armador con los insulares. Previamente ya había participado con Llaneros de Guárico y Spartans Distrito Capital, desde la creación de la Superliga en el año 2020.

Justamente, con Llaneros tuvo su mejor campaña en los albores de la SLB, al promediar 6.8 puntos, 2.6 anticipaciones, 3.2 asistencias y 4.5 rebotes por partido.

En la escuadra insular destacó gracias a su aporte defensivo, con un total de 1.2 robos cada encuentro. Además, cosechó 4.4 unidades, 3.2 rebotes y 1.8 asistencias por juego.

Esta es apenas la segunda renovación que Guaiqueríes hace pública a poco menos de tres semanas de iniciar la campaña. El otro basquetbolista que pactó una extensión fue Gendry Correa, aunque se espera que en los próximos días haya más novedades en la nómina.

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Guaiqueríes anuncia al uruguayo Mauricio Arregui

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Durante el transcurso del viernes, Guaiqueríes de Margarita anunció la incorporación del basquetbolista Mauricio Arregui, proveniente del baloncesto uruguayo.

Arregui es un jugador que puede desenvolverse cerca del poste bajo, con la posición de pívot como su rol natural dentro del juego. Cuenta con 2.00 metros de estatura y tres años de experiencia en la liga de Uruguay.

Originalmente debutó con el Bigua en la campaña 2021; allí registró 2.2 puntos y 2.2 rebotes por partido, en un total de 8 encuentros disputados. Posteriormente, pasó al conocido Club Atlético Goes, con quienes estuvo entre las zafras 2021 – 2022 y 2022 – 2023. En su participación más reciente con dicho conjunto cosechó 2.6 unidades y 1 rebote por compromiso. Aunado a esto, compartió vestuario con Néstor Colmenares, Windi Graterol y David Cubillán.

Guaiqueríes marcha en la segunda posición de la conferencia oriental, con 5 victorias y tan solo 1 derrota, únicamente por detrás de los invictos Cocodrilos de Caracas. Los neoespartanos recibirán el mes de abril con dos choques ante Marinos de Anzoátegui, pautados para los días 2 y 3.

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